Historia de Amaguaña

hace 3 años · Actualizado hace 10 meses

Historia de Amaguaña

Durante el período colonial los habitantes de la zona realizaban actividades de mitas obrajes y encomiendas, posteriormente, según el libro Quito comunas y Parroquias Don Amador Amaguaña se convirtió en el jefe de la parroquia.

El nombre de la parroquia se origina en el idioma quechua. AMA: negación e WAÑUNA: Muriendo, Amaguaña se traduce entonces como el TIERRA DE VIDA O TIERRA DE NO MORIR.

Este nombre responde básicamente a la presencia de manantiales en la zona, los cuales eran conocidos desde los tiempos del reino de Quito y durante el período Inca fueron frecuentados por los Incas en busca de curas, la vertiente más importante es Cachaco.

Originalmente los aborígenes que habitaban estas tierras se asentaron en lo que hoy son los barrios de Cuendina Yanahuayco y Carapungo, dándose cuenta que el cacique ocupaba un lugar privilegiado en la parte más alta que es Carapungo.

Se puede decir, al encontrar esqueletos, vasijas de barro, herramientas, hachas de piedra, pequeños amuletos de oro y plata, los mismos que se remontan a la antigüedad y pertenecían a personas con un rasgo superior a los demás, se han difundido numerosos datos bajo el nombre de Amaguaña, algunos hipotéticos, consecuentemente, siguen siendo objeto de investigaciones de nuestra historia, incluyendo leyendas y otros de temática variada. Según nos dice E. Moreno Yánez: "Grin Chillo" constituiría la parte norte del Valle de los Chillos y "Anan Chillo" la parte sur, ya que coincide con la toponimia actual, ya que la parroquia principal de la parte norte de Sangolquí es sureño, Amaguaña, parecen ser epónimos de sus respectivos caciques: Amaguañuy, cacique de esta zona, y Sangoquiza, cacique de Sangolquí.

Algunos otros historiadores también recuerdan que Amaguaña significa "amor", proveniente del aymara, lengua que se extendió entre Bolivia y el actual Ecuador, debido al intercambio que Atahualpa y sus antecesores hicieron con los indígenas llamados "mitimaes".

Seguramente el nombre de Amaguaña se conocía desde 1559, pues ya existía un grupo de indígenas con ese nombre, por eso Fray Agustín Moreno OFM, en el librito titulado "Cien preguntas sobre los orígenes franciscanos", escribe: Los aillus de Cusibamba , Chambo, Punín, Tancao, Luisa, Calpi, Tisaleo, Yuracailluy, Alomalisa, Sigcho, Atusuyo, Caranqui, Mira, Otavalo, Panzaleo, Machachi, Chillogallo, Guayllabamba, Amaguaña, Tangay, Naura, de los Puruháes y comenzó ese año de 1559 , para ser adoctrinado por los franciscanos.

Una información importante se puede encontrar en la revista "Centros Municipales de Formación Artesanal" sobre los habitantes primitivos de la zona de Amaguaña. “Con la llegada de los Imbayas a Alangasí, los Panzaleos, Uyumbichos, Caras y Quitus se asentaron en este sector, siendo cuna de nobles, incluidos los hijos de niñas, y luego aparecieron nuevos apellidos como: Quimbiurco, Quingas, Quiñas y otros más; Anchatipanes (Panzaleos), Tipanes, Tipantuñas, Quillupanguis, Sangolquíes, hoy Sangoquizas, Suquillos y Suntaxis ”.

Ya en los primeros años de vida de esta población, y con la llegada de los españoles, se le llama las doctrinas de Amaguaña, con sus habitantes (blancos), entre ellos Pedro Ampudia, hijo del fundador de Quito; Correas, Galves, Muñuscas, Gallardos, Villacís, Trujillos.

A modo de información diremos que Amaguaña y gran parte del Valle de los Chillos fue lago durante unos días. En los relatos de Teodoro Wolf, Gonzáles Suárez, Aquiles Pérez, coinciden que con la erupción de Pichincha en octubre de 1660, la más aterradora de todos los tiempos, hubo una inundación en el Valle de los Chillos por derrumbe del Sincholagua. Por lo tanto, los habitantes del Valle di Tumbaco y Chillo creían que estos lugares habían sido durante un tiempo, al menos durante unos días, un gran lago. Los habitantes de estos valles tuvieron que evacuar temporalmente al pie de Pasochoa y Rumiñahui.

Amaguaña como entidad parroquial y todo lo que esta configura en el ámbito jurídico-administrativo, social y político, proviene de los primeros años de la colonia, cuando se crearon las reducciones o doctrinas.

Es precisamente la doctrina establecida en Anan Chillo Inca, dirigida por los dominicos fundada el 12 de octubre de 1568, la que se convertiría en la parroquia de Amaguaña desde el punto de vista eclesiástico.

Parroquia Civil Amaguaña. Es posible que la parroquia de Amaguaña fuera civilizada desde la primera administración de Gabriel García Moreno y durante el período 1861 - 1865. En la Convención Nacional del Ecuador, 29 de mayo de 1861 en "La Ley de División Territorial", que divide y delimita el territorio nacional, lo que establece que Amaguaña es, entre otras 47 ciudades, parroquias del Cantón de Quito, en la provincia de Pichincha. Pero no existe ningún decreto o convenio que designe por separado a Amaguaña como parroquia civil. La autoridad parroquial tuvo que ser nombrada a partir del año 1861 en que se acordó la creación de la parroquia civil de Amaguaña; en los archivos de Amaguaña hemos encontrado algunos servidores de Tenientes Políticos desde 1863.

Contexto de la Parroquia de Amaguaña. La historia de Amaguaña es muy rica. Revela una ciudad en busca de su propio destino. En el caso de los antiguos habitantes de Amaguaña, no se excluye la posibilidad de que algunos de los grupos más insurgentes y rebeldes se hayan trasladado a las lejanas tierras del Tahuantinsuyo. El eminente etnohistoriador Costales asume esto (1960: 389). Y según nos cuenta Moreno en el Volumen 2 de la Nueva Historia del Ecuador:

“Los seis reinos ubicados en los valles de Chillo y Tumbaco y correspondientes a las ciudades de Uyumbicho, Anan Chillo (Amaguaña), Urin Chillo (Sangolquí), El Inga, Pingolquí y Puembo, aunque varían en tamaño, presentan estructuras sociales uniformes. Dentro de cada uno, el cacique es un vínculo económico centralizador, cuyos ingresos se derivan del trabajo de la 'yana', del trabajo de las mujeres encargadas de la casa del cacique, de las familias de servicios indígenas y del 'tributo' de los súbditos. . Este último consistió en entregar mano de obra para cultivar los campos de maíz asignados a los caciques, ayudarlos a construir y reparar sus casas, traer leña y otras actividades. Entre los especialistas, comerciantes (mindalaes) y cazadores ofrecían a los líderes productos que se ajustaban a su profesión. Por tanto, se podría decir que los curacas recibieron de sus súbditos el trabajo necesario para el mantenimiento del centro de caco, productos naturales no modificados por el trabajo humano y los primeros frutos del maíz, considerado el producto más importante. Cada uno de los principales también enajenó a algunas familias para el servicio de la casa del regulus, costumbre que correspondería a los turnos de trabajo conocidos en los Incari como 'mita'.

La fuerza de trabajo permanente al servicio de los jefes estaba formada directamente por mujeres y yanas. Al parecer, los caballeros eran polígamos y poseían la energía de trabajo de varias mujeres, que realizaban tareas domésticas, incluida la importante labor de hilar y tejer. La clase social más baja estaba formada por individuos cuya libertad personal era limitada, los 'yanas', cuya posición social podía compararse con la de los sirvientes europeos, incluso si los datos sobre su origen y sobre las posibles causas profundas de este estatus. (Salomón 1980: 139-190). Documentos como la 'Visita' [Moreno se refiere a este documento: Visita y numeración de los pueblos del valle de los Chillos, 1551-1559 Landázuri N. Cristóbal, compilador. Quito, Ecuador : MARKA : Abya-Yala 300 313 p. ; 24 cm. 440 1480 ; 1 650 INDIOS DEL ECUADOR] mencionado aquí, nos permite reconstruir, en gran medida, la ideología del cacicazgo. Además de la idealización del señor como severo y vehemente, y en la época preincaica, también con jurisdicción sobre la pena de muerte, está la asociación entre los líderes étnicos y la abundancia de medios de subsistencia expresada en términos de generosidad institucionalizada.

Según el arquetipo ideal, la casa del gobernante étnico era un centro simbólico, no solo de actividad política, sino también de orden cósmico, para lo cual se diseñó, construyó y reparó la residencia caciana según cánones ceremoniales. Incluso en las humildes residencias era evidente la expresión de una sagrada armonía, ya que sus puertas frecuentemente se abrían hacia el este para facilitar el rito del sol de la mañana, expresión que en las residencias de los nobles era más elaborada. Además de los objetos o sitios sagrados (las 'huacas'), la propia morada caciana parece haber sido generalmente el sitio principal de actividad ceremonial. La familia Cacian era invariablemente la más numerosa de la comunidad. También en 1559, la familia de Don Amador Amaguaña, jefe de Anan Chillo, contaba con un total de 42 personas, todas aparentemente relacionadas con él, proporción que se puede aplicar a otros casos. Parecía que en el pensamiento aborigen la posibilidad de agrupar una familia numerosa era un símbolo de alto prestigio, diametralmente opuesto a la existencia del individuo más o menos desconectado y solitario, considerado como 'huajcha', es decir, como huérfano y pobre (Salomon 1980: 196 y siguientes) ".

También puede haber sido traído un grupo de mitime de origen aymara, ya que el nombre Amaguaña deriva de la lengua aymara que significa amor. (Esto está certificado por el famoso Diccionario del vocabulario aymara del siglo XVI de Ludovico Bertonio [Cochabamba, Bolivia: Ediciones CERES].) El 10 por ciento de los topónimos y otro 12 por ciento de los antropónimos parroquiales provienen de este idioma.

Quizás lleve el nombre del cacique Amador Amaguaña, presidente (señor étnico, cacique) de Anan Chillo. El citado Don Amador Amaguaña vivió efectivamente, según tenemos noticias de él por testimonios en documentos de la época. En particular, aparece en la Visita y numeración de las ciudades del Valle de Chillos, 1551-1559 (Compilador: Landázuri N. Cristóbal, Abya-Yala, Quito, Ecuador, 1990)

El maíz es el cultivo más importante, por lo que hay base suficiente para reafirmar lo que todos saben: el Valle de los Chillos ha sido la tierra del maíz desde la época de los aborígenes preincaicos. El maíz chillo siempre ha sido famoso. Es así como la bandera de Amaguaña tiene 2 franjas horizontales, donde el amarillo simboliza el maíz y el azul representa el cielo puro y limpio y las aguas de sus ríos.

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