Los toros de la ciudad corren por las parroquias de Quito
hace 3 años · Actualizado hace 6 meses
En las fiestas parroquiales es tradición poder degustar los toros de la ciudad, tradición que se ha conservado de generación en generación.
él es 'el instalador'. Su misión: trepar sobre el lomo del toro, sujetando solo el enrejado (una especie de cuerda que envuelve el pecho del animal) y sujetando sus patas sobre la panza del toro para evitar caerse. Nunca usa luces ni porta estoque (arma parecida a una espada con la que matan al toro en las corridas de toros), pero cuando entra a la plaza la gente lo vitorea. Gabriel Yánez, de 22 años, forma parte del encanto de los toros de la ciudad del distrito.
Esta tradicional fiesta, según Humberto Jácome, historiador y aficionado al toreo, nació a finales del siglo XV, cuando los indígenas aprendieron a manejar el ganado salvaje que los españoles introducían en nuestras tierras. “En el páramo, rodeados de estos grandes animales, los indígenas aprendieron a evitar el asalto de un lado a otro; se han convertido en expertos. Aquella fue una corrida primitiva ", asegura Jácome.
Yánez, que parece un vaquero estadounidense (botas de cuero, jeans oscuros, camisa a cuadros y sombrero), dice que durante cinco años se ha dedicado a "Ilumina la vida de las personas", montado sobre un toro. El joven no gana un centavo por hacerlo, pero en todo este tiempo se ha metido en el bolsillo miles de aplausos, besos, cientos de amigos e historias increíbles que contar.
En esta popular fiesta, el espectáculo no lo brinda el elegante torero que pasa, con traje de luces y una sonrisa coqueta que provoca gritos entre las mujeres.
En la ciudad, la fiesta la juega el 'ensambladores', que tratan de aferrarse al toro para que no los arroje; los payasos, que proporcionan trampolines para no ser embestidos por el toro; los enanos, que con enormes mantos corren por la plaza y provocan risas, etc. Los espectadores, aficionados a la corrida, casi siempre sentados en los bancos de la mesa, también cantan un "Oooooole", y levantan sus pañuelos cuando el torero (un valiente que se atreve a ir al ruedo) no huye a toda velocidad o es abatido.
“Aquí empezó la corrida de toros con lo popular. Pero con el paso de los años, la fiesta ha ido cambiando y adquiriendo los cánones de la corrida española que caracterizan actualmente al partido valiente ”., explica Jácome. "La primera corrida de toros a la española fue en 1898". Pero la gente prefirió mantener la celebración original, que, a diferencia de las corridas de toros españolas, no termina con la muerte del animal.
Probablemente por eso, Yánez y sus compañeros payasos, acróbatas, artistas y toreros voluntarios (que, liderados por el organizador, entran al ruedo por si los espectadores no se regocijan) no se preocuparon cuando en mayo de 2011 la eventual prohibición de las corridas de toros provocó una conmoción. Tampoco hace una semana, cuando Citotusa anunció que no se realizará la Feria de Quito Jesús del Gran Poder.
La fiesta taurina, para los amantes de la tauromaquia popular, se vive desde una tribuna desmontable, que tarda ocho días en levantarse, junto al que vende los sombreros de vaquero, la dama del mote, los tiovivos o fideos, el futbolín y a los comerciantes que venden látigos fuera de la plaza.
Yánez no tiene diploma ni título que acredite que puede montar toro. Esa licencia se la dio la práctica y las cientos de veces que se cayó de espaldas, de cara, de costado, de cabeza ... "Solo tengo que ponerme en contacto con los organizadores de las ferias, como Don Roy", asegura el joven. Rodrigo Beltrán, alias "Roy", organiza corridas de toros en la ciudad de Quito desde hace 15 años. Sentado en la sala de su casa, en el parroquia de Alangasí, Dice que ha admirado a los toros desde que era niño.
Tenía 6 años cuando en la provincia de Bolívar vio a su padre entrando en la Plaza 15 de Mayo, con sombrero y capa. "Fue mágico"Dice, y asegura que en ese momento supo que la tauromaquia era lo suyo. "No hay fiesta sin toros"repite insistentemente el de 60 años.
Cuenta elocuentemente haber realizado corridas de toros en las parroquias y barrios de Quito como Guamaní, Los Cóndores, Ciudadela Ibarra, Cangagua, Nayón, Zámbiza, Calderón, Llano Chico, La Ferroviaria y Solanda. No lo hace por dinero, dice. Afirma que hay momentos en que un aguacero impide que la gente salga a la calle y no puede recuperar los aproximadamente $ 3,500 que invierte en cada evento. La entrada cuesta USD 3. Vienen entre 100 y 500 personas al día.
Las paredes de su sala de estar están llenas de carteles de los eventos que realizó, fotografías de toros, agradecimientos y colchas. En una mesa hay seis trofeos que su familia ganó cuando asistió a un evento.
Estos son solo un ejemplo, nuestro colega Darío Morales tiene más de 150 trofeos por participar en las corridas de toros ”. Según Jácome, los toros son el entretenimiento más antiguo de la ciudad y de las comunidades indígenas. Todos los hechos importantes -agrega- se celebraron con los toros.
“Para que os hagáis una idea, a partir del siglo XVII, los fines de semana había misa con el sermón, la procesión, los toros y el fandango, que es la farra. Los lugares designados para las corridas de toros eran espacios amplios. La gente venía con pasión, se sentaba a las mesas y traía comida y bebida para ver las corridas de toros ". Cita a los criadores de toros de lidia, en 1600: Luis de la Cueva, Bartolomé Méndez y Francisco de Paredes.
Desde el momento en que la plaza abre sus puertas, asegura Rodrigo Beltrán, hasta la suelta del último toro que pelearán los presentes, se apodera de la adrenalina, la euforia, las risas y los gritos. Yáñez asiente.
“Nadie puede entender lo que se siente hasta que lo experimenta. Una vez estuve a punto de perder la pierna ", dice el niño y cuenta cómo el año pasado, en Cayambe, un toro de unos 180 kilos lo tiró al suelo, lo embistió en la pierna y lo hizo volar. Dos meses después se detuvo nuevamente frente a un toro y lo montó.
DATOS
- Fabricio Villamar, presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Concejo Metropolitano de Quito, dice que esta actividad no está regulada por la normativa municipal.
- Los toros de la ciudad son un evento central en las fiestas parroquiales rurales del Distrito. Se pueden organizar en cualquier lugar, sin restricciones.
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