Palacio de Carondelet

hace 7 meses · Actualizado hace 6 meses

Palacio de Carondelet
Contenido en esta publicación
  1. El Palacio de Carondelet
    1. Palacio de Carondelet en el centro histórico de Quito
    2. Palacio de Carondelet Arquitectura
    3. Palacio de Carondelet Historia

Un recorrido por la historia política del Ecuador, se puede realizar al visitar el Palacio de Carondelet, ubicado en pleno Centro Histórico de Quito.

El Palacio de Carondelet

Datos sobre Carondelet

  • Carondelet el nombre del palacio de gobierno es por el último presidente de la Real Audiencia de Quito conocido como el Barón de Carondelet. y en honor a el se le colocó el nombre de éste ilustre personaje de la historia. La edificación guarda entre sus muros la historia de nuestro país su nombre se debe al último presidente de la Real Audiencia de Quito, Francisco Luis Héctor, Barón de Carondelet. Los quiteños, reconociendo el aporte realizado para la ciudad por ese ilustre personaje, le bautizaron como Palacio de Carondelet, este legado acompaña a la historia del país y los muros de este edificio guardan los secretos de todos los gobiernos que han dirigido los destinos de la República del Ecuador.
  • En la entrada dos granaderos de Tarqui dan la bienvenida a los cientos de turistas que a diario llegan al Palacio, una obra construida en el siglo XVI, que siempre representó el poder político, cultural y religioso de la sociedad ecuatoriana. Ahora además, constituye una joya arquitectónica, en el corazón colonial de Quito.
  • Al ingresar observamos una plazoleta interna que divide en dos al palacio: una parte que en sus inicios estuvo dedicado a la administración pública y la otra como residencia de los gobernantes. En la actualidad, el palacio es la oficia central del gobierno y poco sirve como residencia, aunque conserva las habitaciones y espacios de una casa de gobernantes. El Presidente tiene ahí su despacho. Se sabe que él está dentro, si en la puerta de su despacho se apuestan otros dos granaderos de Tarquí.
  • El recorrido es guiado por el Palacio, y comienza en el descanso que une a la planta baja con el primer piso, donde se ubica la Bandera Nacional, el símbolo patrio de reverencia; y detrás, en las paredes, un mosaico de la travesía que Francisco de Orellana hiciera para descubrir el Río Amazonas. Es una obra en pequeñas baldosas de vidrio pintado elaborado por el reconocido artista, Oswaldo Guayasamín.
  • En el segundo piso está el despacho Presidencial y tres salones: El Salón de Gabinetes donde se reúne el Presidente y sus ministros. El Salón de Banquetes, en cuyo centro hay un gran mesón rodeado de sillas de madera ricamente labrada, que sirve para la recepción de ilustres visitantes.
  • El lugar está rodeado de cuadros y esculturas de la Escuela Quiteña, muebles que fueron utilizados por presidentes como Gabriel García Moreno y Eloy Alfaro, junto a lámparas que reflejan el arte del siglo XVIII, forman parte del inventario de objetos que se exhiben en los pasillos del palacio convertido en museo.
  • En los corredores destaca la muestra “El Ecuador ya es de todos”, que incluye unos 800 obsequios que mandatarios y altas autoridades del exterior han hecho al Primer Mandatario: medalla, platería, artesanía y otras decenas de finas figuras.
  • En la parte posterior del salón se ubica una pequeña capilla u oratorio con un artesonado de madera y pan de oro, construida a principio de la década de los años noventa, y que en el pasado servía como sala para descansar o fumar después de los banquetes. A un costado de ese espacio hay una puerta de salida hacia el balcón del Palacio, desde donde el Presidente observa los lunes el cambio de guardia presidencial, una vistosa ceremonia castrense realizada por los soldados del grupo granaderos de Tarqui.
  • Por último, en el mismo piso, se encuentra el Salón Amarillo o de los Presidentes, donde se suelen efectuar diversos actos protocolarios como la investidura de ministros. En ese salón destacan las pinturas de todos los presidentes de la historia republicana, ubicadas  en la parte superior de cada una de sus paredes.
  • La visita concluye con el obsequio de una fotografía que sintetiza la visita realizada al Palacio de Carondelet, edificio que se erige frente a la Plaza Grande, también llamada de La Independencia, porque ahí se ubica el monumento a los héroes del 10 de agosto de 1809.

Palacio de Carondelet en el centro histórico de Quito

¿Cómo ingresar al palacio de Carondelet?

El recorrido es gratuito y para el ingreso es necesario un documento de identificación (cédula o pasaporte), y tomar un ticket en el stand informativo ubicado en las calles Espejo y García Moreno. Los horarios de atención son: de martes a viernes de 09:00 a 18:45; los días lunes de 15:00 a 18:45. Los sábados de 09:00 a 22:00 y el domingo de 09:00 a 16:00.

El Palacio de Gobierno y residencia oficial del presidente de la República del Ecuador. Está ubicado en el centro histórico de la ciudad de Quito. Es uno de los principales símbolos del Estado ecuatoriano y el eje neurálgico del espacio público conocido como Plaza de la Independencia o Plaza Grande (nombre colonial), alrededor se encuentra otras bellas edificaciones arquitectónicas tradicionales como es el caso del Palacio Arzobispal, el Palacio de Pizarro, la Casa de los Alcaldes, el Palacio de la Curia y la Catedral Metropolitana, en cambio el Palacio Municipal es de estructura moderna. Fue conocido durante la colonia española como Palacio Real de Quito pues era la sede de la Real Audiencia y de la gobernación civil y militar de la región.

La tradición cuenta que habría sido el libertador Simón Bolívar quien le llamó Palacio de Carondelet asombrado por el buen gusto que tuvo Francisco Luis Héctor Barón de Carondelet, quien ordenó la construcción de su fachada, cuyo principal elemento, una columnata, se mantiene hasta la actualidad. No obstante, nunca se le ha denominado así en los documentos oficiales.

Carondelet Quito o el Palacio presidencial y el anexo Palacio de la Vicepresidencia ocupan una manzana de aproximadamente 80 metros de lado, lo que suma 6400 metros cuadrados de superficie.

Palacio de Carondelet Arquitectura

El Palacio de Carondelet se ubica en el costado occidental de la Plaza de la Independencia, en la calle García Moreno, entre las calles Chile (norte), Espejo (sur) y Benalcázar (Occidente). Actualmente, la Presidencia y la Vicepresidencia de la República, así como el Ministerio de Gobierno, ocupan el Complejo denominado de Carondelet, que integra a los palacios del antiguo Correo (actual calle Benalcázar, entre Chile y Espejo) y el de Gobierno, separados entre sí únicamente por la cochera.

Fachada de Carondelet

El primer cuerpo de la fachada es de piedra andesita, y presenta diez cobachas o pequeñas tiendas cuyas puertas están rematadas por frontones triangulares y que albergaron desde el inicio a negocios particulares. Estos espacios servían para financiar al gobierno colonial con el alquiler que se cobraba de los mismos, mientras que durante la época republicana se mantuvo el mismo uso pero por motivos de tradición, albergando en la actualidad negocios como una barbería y tiendas de artículos turísticos.1? El zócalo de andesita de este primer cuerpo contiene algunos bloques que presentan un tallado similar al de las grandes piedras de los templos incásicos, lo que ha permitido especulaciones históricas sobre su origen en construcciones prehispánicas de la ciudad de Quito. En todo caso, no todos los historiadores están de acuerdo con esta tesis, propagada a mediados del siglo XX por el historiador padre Pedro Porras y sostenida en la actualidad por varios expertos.

El segundo cuerpo de la fachada contiene una galería a modo de loggia que da hacia la plaza, con una columnata realizada en piedra. Las columnas, de estilo dórico, son veinte en total y reemplazan a las columnas originales de la Colonia, que eran de ladrillo. Se accede a la galería por dos amplias escalinatas. La principal es la del costado norte. La mitad de ella fue nivelada para permitir el acceso de los discapacitados. En los extremos de la fachada, el pórtico o loggia se completa con arcos de medio punto.

El tercer cuerpo del Palacio presenta una gran terraza, con vista a la Plaza Mayor, que corre sobre la loggia, y en los costados dos bloques con ventanas a la calle. Las del sur corresponden al Despacho Presidencial y las del norte al Oratorio católico de Palacio.

Finalmente, el cuarto cuerpo de la fachada incluye, en el centro, un frontispicio que alberga un campanario y un reloj, instalados por el presidente García Moreno, y hacia los costados dos frontones decorados con las armas de la República del Ecuador rodeados de cañones. Sobre el frontón del campanario, en un asta, ondea la bandera nacional de la República del Ecuador.

Palacio de Carondelet por dentro

Una de las constantes en casi toda la edificación palaciega, en cuanto a materiales se refiere, es la madera. Docenas de diferentes tipos de maderas finas han sido usadas a lo largo de los años tanto en pisos como en cielos, y por supuesto, en la elegante mueblería de época.

Varias pinturas adornan la casa presidencial ecuatoriana, entre ellas se encuentran obras de Tamayo, Rafael Salas, Cevallos, Atahualpa Villacrés, Thoret, Oswaldo Viteri, Marco Salas y Jaime Zapata. Varias de estas corresponden a los retratos de los presidentes en el "Salón Amarillo".

La decoración se caracteriza por tener hexagonales alargados que enmarcan guirnaldas y en mascarones de evidente apariencia indígena. El revestimiento de madera, aplicado como zócalo en las paredes de todas las estancias, fue obra de Vicente Arboleda. Los tumbados de los salones tienen su trabajo arquitectónico con diseños y objetos traídos desde España, Francia y Portugal.

Primer piso de Carondelet

Acceso al Palacio de Carondelet: El acceso a Palacio se realiza por un amplio corredor decorado con una columnata de piedra con vista hacia la Plaza de la Independencia, y se trata de un atrio que se levanta un piso con relación al nivel de la plaza mayor.

Entre las columnas hay barandas de hierro forjado que provienen de las ruinas del Palacio parisino de Las Tullerías, destruido durante la Comuna de París de 1861; estas fueron puestas en venta y compradas por el representante ecuatoriano en Francia, Antonio Flores Jijón, por orden del entonces presidente Gabriel García Moreno. Según el historiador Fernando Jurado Noboa, el presidente francés Charles de Gaulle golpeó las barandas del atrio durante su discurso ante el pueblo quiteño, reunido en la Plaza Grande el 24 de septiembre de 1964, y acto seguido emitió la frase "¡est des Tuileries!" (¡es de las Tullerías!), pues conocía bien que aquellas piezas de metal forjado habían sido testigos de importantes capítulos de la historia de su nación.

En el atrio hay además varias placas que recuerdan hechos históricos, como las visitas del Libertador Simón Bolívar, el centenario de la Batalla del Pichincha, el asesinato de Gabriel García Moreno, la visita del Papa Juan Pablo II, entre otros. La más antigua de todas proviene de la colonia y destaca en español antiguo que, en 1612, se instaló en el Palacio la Real Audiencia de Quito.

En este pórtico los presidentes del Ecuador salen tradicionalmente a saludar a la gente que se concentra en la plaza. Dos granaderos de la Guardia de Palacio, armados con sendas lanzas, custodian el acceso principal del portón del norte. El portón sur permanece cerrado.

Un gran vestíbulo da acceso al Palacio desde los dos portones de madera en la entrada. En este espacio se encuentra un gran escudo de la República del Ecuador en bronce, que cuelga de la pared oriental. El piso del vestíbulo es de piedra gris andina, conocida como andesita. Tres arcos guardados por puertas de hierro forjado se abren para recibir a los visitantes ilustres; estos dan acceso al corredor del entrepatio, donde se encuentra la Esacalera de Honor.

Patios norte y sur de Carondelet

A cada lado de esta suerte de corredor se encuentran los dos patios del Palacio, dispuestos en forma cuadrangular y simétrica, al más puro estilo de las casas coloniales quiteñas. En el centro de cada uno existen sendas fuentes de estilo neocolonial, decoradas a su alrededor con flores nativas del Ecuador. Existen además unas pocas palmeras andinas que también se encuentran frecuentemente en los patios de los conventos de la ciudad.

El ala sur de la planta baja sirve para oficinas de la Presidencia, como la Secretaría Jurídica y otras. La norte está ocupada por la Sala de Prensa, el Salón Azul (que sirve para las conferencias de prensa de los funcionarios), las oficinas del Secretario de Comunicación y de la Casa Militar, así como de la Comandancia y Ayudantía del Servicio de Protección Presidencial. En el claustro del primer piso destaca un retrato del Gran Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre.

Escalera de Honor en Carondelet

Desde las puertas de hierro forjado del vestíbulo, y siguiendo por el corto corredor del entrepatio, se llega a la Escalera de Honor, flanqueada por elegantes pasamanos de hierro forjado al igual que dos faroles del mismo material. Este conjunto de escalinatas de tres cuerpos, al estilo imperio, permiten el acceso al segundo piso del Palacio. El primer grupo de escaleras llegan a un descanso donde se encuentra una urna de madera tallada con las armas de la República, esta guarda en su interior el pabellón nacional, al que todos los visitantes deben hacer una reverencia antes de seguir.

En este mismo espacio, de doble altura por los dos siguientes grupos de escaleras que llevan al siguiente nivel, se encuentra una de las obras centrales del Palacio: un gran mural realizado por el maestro ecuatoriano Oswaldo Guayasamín. Esta obra fue realizada en 1957 por pedido de la Secretaría de la Conferencia Latinoamericana que propuso como tema “El descubrimiento del Río de las Amazonas”.6? Está conformado por tres muros laterales cubiertos con cristales de color, traídos de Venecia, que tiene como soporte una superficie de cemento blanco concebido en forma de tríptico. El mural demoró siete años para ser concluido y recuerda como gloria del Ecuador al descubrimiento del río Amazonas.

Segundo piso en Carondelet

En el segundo piso del Palacio, se quiso recrear los claustros superiores de los conventos quiteños, como es el caso del Convento de San Agustín, cuya influencia se nota en las arcadas de la galería superior, con pequeñas columnas toscanas entre las que se han colocado macetas con geranios. Estas impiden ver desde el patio inferior a las galerías superiores, protegiendo la privacidad del Presidente y sus altos funcionarios.

Este piso alberga varias de las dependencias más importantes de Carondelet; como el Despacho presidencial, el Gabinete Manuela Sáenz (antecámara del despacho presidencial), el Salón Amarillo, el Salón de Banquetes, el Salón del Gabinete, el Gabinete del Secretario y el Oratorio.

Se accede desde los dos cuerpos laterales de la Escalera de Honor que se forman después del descanso con el mural de Guayasamín; estos convergen en un vestíbulo con pisos de mármol que se encuentra sobre el corredor del entrepatios del primer piso. Allí se exhiben generalmente arreglos de flores ecuatorianas en un gran jarrón de plata, y en época de Navidad, un pesebre con figuras de tamaño mediano.

Al fondo del vestíbulo se puede observar la primera de las estancias de Estado del palacio, el Salón del Gabinete, con su puerta con portal de piedra y flanqueada por dos piezas de madera tallada a cada lado, bajo dos faroles de hierro y vidrio esmerilado. Dos mesas de madera tallada a cada lado completan el cuadro de fondo de quien accede al segundo piso.

Salón del Gabinete en Carondelet

Está ubicado frente al gran balcón que da hacia la Plaza Grande, al que todas sus ventanas orientales tienen vista; mientras que las ventanas occidentales lo hacen hacia el corredor interno.  Se conecta con la Antecámara del Despacho Presidencial a través de un pasillo interior.

El techo está cubierto por un simple artesonado de madera oscura con figuras de flores talladas. Dos lámparas de cristal cuelgan del techo y son de origen peruano, mientras que las lámparas de pared son europeas.  Bajo la mesa se encuenta una gran alfombra, y que fue confeccionada por los artesanos de Guano (provinvia de Chimborazo) específicamente para este fin. El tapizado de las paredes también fue mandado a cambiar por uno en los mismos tonos que el anterior, pero de origen nacional, para resaltar la mano de obra ecuatoriana en el Palacio.

Un austero cuadro de plata y bronce, representando el rostro del Gral. Eloy Alfaro, y una bandera del Ecuador en su pedestal son las únicas piezas que adornan este espacio.

Gabinete del Secretario en Carondelet

Contiguo al Salón del Gabinete se encuentra esta habitación de tamaño mediano, en la que funcionan las oficinas de la Secretaría de la Presidencia de la República. No está incluido dentro del recorrido turístico del Palacio.

Salón de Banquetes en Carondelet

En el costado sur del segundo piso del Palacio, con vista hacia la calle Chile, se encuentra el Salón de Banquetes, también conocido como Salón de Baile. Donde se realizan importantes eventos sociales del país; cocteles, reuniones de trabajo entre delegaciones extranjeras, desayunos, almuerzos y cenas de Estado, bailes de gala y a veces también conferencias de prensa.

En el extremo occidental se pueden encontrar dos puertas: la izquierda lleva directamente al Salón Amarillo, mientras que la de la derecha conduce al antiguamente llamado Gabinete Calientaplatos, lugar en el que se encuentran las escaleras que llevan a la cocina y donde el servicio encargado de atender a los invitados.

Vale la pena destacar, los pisos en parqué de madera de los bosques de la provincia de Esmeraldas que fueron cambiados en 2007, así como el papel tapiz y las cortinas de seda francesa. El artesonado del techo repite el patrón del Salón del Gabinete, aunque adiciona un pequeño zócalo curvo superior con figuras geométricas de cuadrados. Las tres lámparas de araña que iluminan la habitación son de cristal de Baccarat, el más fino del mundo, al igual que las varias lámparas pequeñas de pared que se distribuyen a lo largo del lugar.

El mobiliario del Salón es reducido: un biombo de tela de seda que cubre la puerta al calientaplatos, un par de consolas de madera tallada y un gran piano de cola del siglo XIX que perteneció a Marietta de Veintimilla. Las paredes están decoradas con grandes espejos de cristal de roca en moldura de pan de oro y, por supuesto, los óleos de varios artistas ecuatorianos, entre ellos los retratos del Mariscal de Ayacucho, Antonio José de Sucre, la libertadora del libertador, Manuela Sáenz, y del primer presidente de la República, el general Juan José Flores.

Oratorio del Palacio de Carondelet

El Oratorio, una pacífica y acogedora habitación no muy grande, readecuada durante el gobierno de Sixto Durán Ballén por petición de su esposa. Una cortina permite ocultar el oratorio y separarlo del salón antes mencionado; además, desde este espacio los turistas tienen acceso al Gran Balcón del Palacio.

En la pared central, enmarcada entre dos grandes ventanales, se encuentra un pequeño altar construido en madera de cedro y cubierto con pan de oro, de estilo barroco que data del siglo XVII. En los cuatro nichos del altar se encuentran varias figuras de la reconocida escuela quiteña del siglo XVIII: la Virgen Inmaculada en el centro, Santa Ana y San Joaquín, padres de la Virgen, a los costados, y una representación de Jesucristo crucificado en lo alto del conjunto. El mobiliario de este pequeño espacio, como las sillas y reclinatorios, está labrado y cubierto de terciopelo. Dos pequeñas lámparas de cristal penden del brillante techo cubierto de cerámica. Finalmente, unos pocos lienzos coloniales de varios santos, entre ellos los ecuatorianos Mariana de Jesús y el Hermano Miguel (estos dos de mediados del siglo XX), adornan las paredesde este espiritual salón de Carondelet.

Salón Amarillo o de los Presidentes en Carondelet

Se encuentra en la esquina noroccidental del segundo piso del edificio, con vista hacia el patio de las cocheras. Sus paredes tapizadas de terciopelo amarillo con borduras de oro le dan el nombre tradicional. En este salón se encuentran los retratos de todos los presidentes constitucionales de la República del Ecuador desde el año 1830 ataviados con traje de gala y luciendo la banda presidencial, y es precisamente por estas pinturas que a partir de la época republicana también comenzó a ser llamado Salón de los Presidentes.

El espacio fue diseñado por los hermanos Tejada, quienes son los artífices del artesonado del techo, modulado en planos hexagonales y geométricos y una marquetería de cedro que hacen referencia al periodo incásico del territorio ecuatoriano, específicamente el culto al dios Sol; estos significativos apliques están enmarcado en pan de oro por el artista ecuatoriano Luis Villagómez. Las dos grandes lámparas de araña que cuelgan del techo, al igual que las varias pequeñas de pared y las dos de pedestal, son de cristal de Baccarat y fueron importadas de Europa. Espejos de cristal de roca sobre consolas de estilo Luis XV y esculturas de mujeres con alegorías de la libertad y el conocimiento completan la decoración de este espacio. El mobiliario, entre sillas y sillones, está tapizado con finas telas en colores a juego con el del Salón.

Las pinturas de los distintos jefes de Estado, elaboradas por varios artistas con su estilo propio, representan sin duda, una manera de expresión que se reencuentran en todas y cada una de sus obras. A lo largo de un exhaustivo análisis, se ha observado que todos los retratos a excepción de uno (Osvaldo Hurtado) presentes en esta colección tiene un denominador común: el uso de la técnica tradicional. Pese a que las pinturas estudiadas alcanzan más de 170 años del devenir político de la época republicana ecuatoriana, se ha mantenido el afán por mantener los medios académicos naturalistas.

Dentro del grupo de pinturas, dieciséis llevan firma del autor y veinte son anónimas; esta costumbre tradicional de no firmar las obras, herencia colonial, no permite un concreto estudio histórico y artístico ya que no es adecuado realizar una atribución sin el respaldo de documentación de apoyo, que en este caso particular no existe. En el salón no se encuentran las pinturas de los Jefes de Estado durante las épocas de dictadura, tampoco de aquellos encargados del poder o que lo asumieron inconstitucionalmente, pues solo se destina espacio a quienes hayan sido posesionados legalmente por el Congreso o Asamblea después de una elección popular. Es por esta razón que el retrato de Fabián Alarcón fue retirado en años recientes.

Gabinete Manuela Sáenz de Carondelet

También llamado Antecámara del Despacho Presidencial o Despacho Protocolario, se encuentra en el frente del segundo piso del ala sur del Palacio, con salida al Gran Balcón, y es parte de las áreas restringidas al público. 

El salón está recubierto con paneles de madera a media pared y un delicado papel tapiz en colores claros con motivo de líneas verticales. Molduras de yeso pintadas de dorado sobre el techo blanco destacan una lámpara de cristal de origen peruano que pende sobre el centro de la habitación. Destacan los retratos de Simón Bolívar, Manuela Sáenz, Antonio José de Sucre y Eugenio Espejo; además se puede apreciar una estatua de bronce del Mariscal de Ayacucho, que se levanta sobre un pequeño pedestal junto a la salilla con muebles de mediados del siglo XX, la misma que presenta un orificio de bala en su parte posterior, dejada allí como recuerdo de la intentona militar de 1975. En este espacio se encuentra también un antiguo escritorio presidencial del siglo XIX, sobre el que se ha colocado un pequeño busto del general Eloy Alfaro.

Despacho Presidencial en Carondelet

El Despacho presidencial se encuentra actualmente en un amplio salón, cuyas ventanas dan hacia la Plaza de la Independencia y a la calle Espejo, en la esquina suroriental del segundo piso del Palacio. Posee además una pequeña puerta lateral que le permite el acceso al Gran Balcón. 

Tercer Piso de Carondelet

Ubicado en el ala norte existe un pequeño elevador que conduce al tercer piso del Palacio, donde se encuentra la Residencia Presidencial. El pasillo que conduce al elevador está decorado con un gran óleo que reproduce un retrato colonial del Barón de Carondelet, presidente de la Real Audiencia, Capitán General de Quito y artífice del edificio.

La Residencia fue construida durante el tercer mandato de José María Velasco Ibarra, para instalarse allí junto a su esposa, Corina del Parral. El apartamento cuenta con una amplio espacio social, que está destinado a ser el estar del Presidente y su familia, donde se encuentran muebles de estilo clásico pero fabricados a mediados del siglo XX y un gran piano de cola donado por la esposa de Velasco Ibarra, además de un elegante comedor que sirve para que el Presidente ofrezca almuerzos o cenas privadas a sus más selectos invitados. La vajilla del comedor privado está decorada con las armas de la República en dorado, mientras que en sus aparadores se guarda una antigua vajilla, probablemente del siglo XIX, que muestra el primer escudo del Ecuador: dos montañas sobre las que se muestra el sol equinoccial.

Varios dormitorios, la cocina y una terraza completan la Residencia Presidencial, que está decorada con obras de arte de la colección del Banco Central. Abandonada durante los varios gobiernos de Rafael Correa, quien prefirió seguir viviendo en su casa particular al norte de Quito, la residencia presidencial fue nuevamente ocupada por el presidente Lenin Moreno y su familia.

Palacio de Carondelet Historia

La historia de este emblemático edificio se remonta a la época colonial, alrededor del año 1570, con la adquisición de las primeras casas reales asentadas en la ciudad de Quito.

Las primeras casas reales

La primera sede de la Corona española en la Audiencia de Quito funcionó cerca del convento e iglesia de La Merced (actuales calles Cuenca y Chile) hasta alrededor del año 1611, cuando murió Diego Suárez de Figueroa, secretario de la Audiencia, quien era dueño de un pequeño palacete edificado en el costado occidental de la plaza central (Plaza Grande). A diferencia de Lima y México, en donde los conquistadores Francisco Pizarro y Hernán Cortés reservaron para sí los mejores solares de la Plaza Mayor para sus palacios, en Quito, Sebastián de Benalcázar realizó la fundación de la ciudad en un paraje, ubicado en las actuales calles Olmedo y Benalcázar, que fue provisionalmente la Plaza Mayor. Esta se trasladó un poco más al sur varios años después, y las casas de Benalcázar quedaron a varias cuadras de distancia. Por lo demás, el fundador de Quito siguió su viaje hacia la actual Colombia, en donde se estableció y murió.

Juan Fernández de Recalde, presidente de la Audiencia en ese entonces, informó al rey que el palacete de Suárez de Figueroa que se ubicaba en el flanco occidental de la Plaza Mayor, se encontraba en remate, y la Corona lo adquirió por tratarse de un edificio más grande y cómodo para albergar las dependencias de la Administración hispana en suelo quiteño. De allí en adelante, el poder de la Audiencia se radicó en la Plaza Grande.

Tiempo después, el sucesor del presidente Recalde, Antonio de Morga, informó al Rey que las casas reales eran indignas de llevar ese apelativo, pues ya resultaban estrechas y muy viejas, por lo que propuso comprar las casas adyacentes al palacete original. A partir de entonces, el conjunto de tres casas unificadas en una sola fachada sufrió una serie de transformaciones. El terremoto de 1627 forzó a comprar los edificios vecinos que, por su vetustez, fueron reedificados de cantería, ladrillo y cal que le confirieron su característico color blanco, vigente hasta el día de hoy.

El nuevo Palacio Real

En el año 1799, Francisco Luis Héctor Barón de Carondelet fue designado presidente de la Audiencia. En 1801, contrató al español Antonio García para que, bajo su dirección, realice trabajos de readecuación y mejoras, tanto en el Palacio de la Audiencia como en la Catedral

El Palacio de Gobierno ha dado a Quito y al Ecuador la imagen arquitectónica de la soberanía del Poder y del mando. Fue el de la Audiencia Real y bajo su pórtico solemne los oidores (de la Real Audiencia) escuchaban al pueblo. Es un palacio construido para escuchar, para hacerse oír; abierto, de dos grandes puertas, con patios y corredores y amplísima azotea. Entre helénico y andaluz, aunque su título fue el de Palacio Real. Los infraescritos diputados del pueblo, que firman el Acta del 10 de agosto de 1809 lo dicen: dado y firmado en el Palacio Real de Quito.

Los presidentes y capitanes generales de Quito vivían en el Palacio con sus familias. También tenían salones de honor y los tribunales de la Real Audiencia. Por ello, es probable que hayan muerto en sus dormitorios los gobernadores españoles que perecieron por enfermedad, como Carondelet o Murgueon.

El 10 de agosto de 1809, el doctor Antonio Ante se presentó en el Palacio para despertar y derrocar a Manuel Ruiz Urriés de Castilla, I conde de Ruiz de Castilla, según relata Pedro Fermín Cevallos.

Cevallos cuenta también que, durante la Masacre del 2 de agosto de 1810, los españoles disparaban con fusiles desde las ventanas del Palacio contra las personas que asaltaron el Cuartel Real de Lima, del que le separa una estrecha calle. El Palacio fue la sede de la Junta Soberana de Quito, y en sus salones se firmaron el Acta de Independencia del 10 de agosto y la constitución del Estado de Quito de 1812.

Tras la reconquista española, fue sede de los últimos tres españoles que gobernaron una década en nombre de la corona: los generales Toribio Montes, Juan Ramírez Orozco, el mariscal Juan de la Cruz Mourgeon y el capitán general Melchor de Aymerich. El 25 de mayo de 1822 se firmó en sus salones el acta de capitulación del Ejército español en Ecuador, terminando el dominio hispano sobre el país, que había establecido el conquistador Sebastián de Benalcázar en 1534.

Tras el proceso independentista ecuatoriano, culminado en 1822 con la Batalla de Pichincha, el palacio se convirtió en la sede del Departamento del Sur de la Gran Colombia, recibiendo al mariscal Antonio José de Sucre y al Libertador Simón Bolívar en algunas ocasiones, quien se maravilló con la elegancia y austeridad del edificio, además de quedar encantado con el buen gusto del Barón de Carondelet (principal impulsor de la obra), por lo que fue el propio Bolívar quien le habría llamado Palacio de Carondelet, incluso firmando varios decretos que redactó en el edificio bajo ese nombre.

El Carondelet republicano: siglos XIX y XX

Cuando el general Juan José Flores fue electo Presidente de la República del Ecuador en 1830, instaló la capital del nuevo Estado en la ciudad de Quito, y la sede del Gobierno Nacional en el Palacio de Carondelet. Fue remodelado por el arquitecto Teodoro Lavezzari confirió un aspecto neoclásico.

Gabriel García Moreno, presidente constitucional en dos ocasiones (1861-1865 y 1869-1875), hizo colocar un reloj público juntamente con tres campanas en el frontispicio central de la fachada, el cual lo construyó para este propósito.Un cuadro que se conserva en el Museo Nacional de La Casa de la Cultura Ecuatoriana muestra el Carondelet de mediados del siglo XIX con la bandera albiceleste en el centro de la fachada, pero no posada en el mencionado frontispicio. Con el mismo presidente García Moreno, esta bandera fue reemplazada por el tricolor gran colombiano, siendo esta la que flamea hasta nuestros días en el Palacio de Gobierno.

Desde 1866 Carondelet se convirtió también en la sede del poder legislativo ecuatoriano, que había venido funcionando desde la independencia en el claustro de San Buenaventura del complejo clerical de San Francisco. Para el efecto se construyó un tramo en la parte posterior del edificio, mismo que albergaría las salas del Senado y el Congreso.

Durante las épocas republicana y modera, casi todos los presidentes constitucionales, interinos y dictadores han despachado desde el Palacio de Carondelet, pero el uso residencial del edificio se fue perdiendo paulatinamente a lo largo del siglo XIX, debido a las necesidades de espacio para las oficinas de la nueva República. Para 1875, los presidentes ya no vivían en Palacio, siendo el propio García Moreno quien consolidó el uso administrativo del edificio, ya que residía en un solar que actualmente lleva el nombre de Casa de los Alcaldes ubicada en la Plaza de la Independencia y posteriormente empezó a habitar su propia residencia la cual se encuentra en la Plaza Santo Domingo.

El 6 de agosto de 1875 el Palacio fue escenario del capítulo más sangriento de su historia con el asesinato del presidente Gabriel García Moreno.  Una placa de piedra recuerda el lugar del crimen con la siguiente leyenda: Dios no muere. Aquí cayó asesinado el presidente de la República, Dr. Gabriel García Moreno, el 6 de agosto de 1875. La frase "Dios no muere" fueron las últimas palabras del Presidente antes de morir.

A principios del siglo XX, con la dotación en Quito de la luz eléctrica, el teléfono y el telégrafo, el Palacio de Carondelet fue modernizado. El Palacio tenía ya una conexión telefónica, lo que le permitía al Presidente telefonear a los miembros de su Gabinete. Alfaro y su ministro de Guerra siguieron por telégrafo, desde el Palacio de Gobierno, las incidencias de varias revueltas conservadoras, como la ocurrida en Tulcán en los primeros años de la Revolución liberal.

Debido a la falta de un apartamento presidencial, en 1928, el presidente Isidro Ayora dispuso la compra de una mansión, ubicada en las calles Guayaquil y Mejía, en el Centro Histórico de Quito, como casa de los presidentes. La casa, que había sido construida en 1895, fue inaugurada por el presidente Ayora con un suntuoso baile de gala en el Salón del segundo piso. Esta mansión fue utilizada como Casa Presidencial hasta 1939, siendo el último mandatario en utilizarla el presidente Aurelio Mosquera Narváez quién murió en su dormitorio. La ocupó también, durante su primera presidencia, el presidente José María Velasco Ibarra. Actualmente, la Casa de los Presidentes alberga dependencias del Municipio de Quito.

Según el libro "El Palacio de Carondelet" publicado por la Presidencia de la República durante el Gobierno de Sixto Durán-Ballén, el viejo edificio colonial, que había sido ampliado en el siglo XIX para permitir el funcionamiento del Congreso en un gran salón, fue íntegramente demolido durante la reconstrucción dispuesta en 1956 por el presidente Camilo Ponce Enríquez, en la que participó como ministro de Obras Públicas el propio Durán-Ballén. Solo la fachada, de ladrillo, se conservó, y se le adosó un edificio moderno de hormigón armado, que es el que se mantiene hasta la actualidad. Inclusive, las columnas de la fachada principal, que eran originalmente de ladrillo, fueron reemplazadas por las actuales, de piedra, durante la misma reedificación. A diferencia de procesos similares como la reedificación de la Casa Blanca de Washington o del Número 10 de la Downing Street en Londres, no se tomó en cuenta el estado original del Palacio para su reconstrucción, por lo que los actuales salones son completamente modernos y no coinciden con el uso y la decoración que tenían en tiempos coloniales y de la República decimonónica. En varias fotografías, tanto de la época de Eloy Alfaro (1906) cuanto de la presidencia de Galo Plaza (1948) es posible apreciar el despacho presidencial original, del que no se conserva absolutamente nada.

Antes de la reedificación de 1956, el Palacio tenía dos escalinatas para subir al segundo piso. En ellas destacaban dos estatuas: la Alegoría de la Constitución, y la de la Justicia. Ambas fueron retiradas del Palacio.

El periodista Raúl Andrade, escribió en el número 288 de la Revista Vistazo, que la distribución del espacio en el Palacio de Gobierno era la siguiente antes de la remodelación de 1956:

Durante la reedificación se mantuvo el uso presidencial del ala sur del Palacio, mientras que el ala norte se convirtió íntegramente en el Salón de Banquetes y cocinas, conectados con el Salón Amarillo.

Además de las dependencias administrativas, en el tercer nivel del Palacio se encuentra la Residencia Presidencial. Este piso fue agregado en 1956, durante la reconstrucción, aprovechando los nuevos cimientos del edificio de hormigón armado, pues el Palacio colonial solo tenía dos pisos.

La fachada del Palacio hasta 1956 fue reproducida en un sello postal de diez centavos emitido por los Correos del Ecuador, con la leyenda "Palacio de Gobierno-Quito" y que fue publicado en el libro "Escorzos de historia patria" del historiador Jorge Salvador Lara. El sello muestra ocho puertas hacia la calle García Moreno que fueron cerradas así como algunos detalles del campanario del reloj.

Carondelet asediado: cuartelazos y golpes de Estado

Como sede del poder ejecutivo de la nación, el Palacio de Carondelet ha sido también el constante escenario de varios episodios de inestabilidad política en la reciente historia del Ecuador.

Durante todos estos episodios, unidades de élite del Ejército ecuatoriano custodiaron el Palacio, y se encargaron de evacuar a los presidentes derrocados ante la violenta amenaza de los manifestantes que llegaron hasta sus mismas puertas, si bien no provocaron destrozos.

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