Tradiciones quiteñas
hace 3 años · Actualizado hace 10 meses

80 años y el esfuerzo de 4 generaciones te invitan a probar una de las auténticas tradiciones de Quito: Morocho con empanadas de viento, ¡una delicia!
¿Qué deberías saber?
- Si estas en el El centro histórico de Quito no puedes dejar de intentarlo pelinegro con albóndigas de viento o algunos ricos primitivo elaborado con una receta de más de 80 años.
- Ubicado en las calles Guayaquil y Espejo, frente a los comercios Pica
- Están abiertos de lunes a domingo de 9:00 a 19:00.
Un vecino famoso puede dar fe de esta historia.
1937, en el Mercado Central, en el centro histórico de Quito, Juanita Yumiquinga Manejaba su propio puesto de comida. Empanadas Morocho y el vientoEsta era la propuesta gastronómica aún vigente 80 años después, a pocas cuadras del mercado.
El Virgen del panecillo, ha sido testigo del trabajo de 4 generaciones de Quito, encargados de mantener esta tradición que ha realizado varias paradas, antes de asentarse en las calles de Guayaquil y Espejo.
Solo una de las 6 hijas de Juanita se enamoró del negocio, Maria rosario Se hizo cargo del mercado central y durante varias décadas perfeccionó la receta, cuidando a Irene, quien se convertiría en la tercera generación de los morochos y empanadas de viento de Quito.
Irene recuerda cómo desde muy pequeña acompañó a su madre quien le enseñó los secretos de su receta. A medida que crecía, se independizó y creó un nuevo puesto en el mercado. Madre e hija llevan una década compartiendo historias y anécdotas del mercado central.
Irene no paró nunca, por eso compaginó las responsabilidades de promover su puesto con la búsqueda de nuevas oportunidades. La primera parada fue cerca del congreso, donde trasladó su puesto. Entre risas, cuenta cómo en más de una ocasión escuchó las conversaciones de los diputados que entre empanadas y morochos discutían el futuro de Ecuador.
Del Congreso al Parque El Ejido
La segunda parada fueron las ferias gastronómicas que, en honor a las fiestas quiteñas, comenzaron a organizarse a principios de este siglo. Su lugar de trabajo era el Parque El Ejido, donde con su hija frecuentaban turistas nacionales e internacionales que festejaban gritando un Viva Quito.
Su hija, Marcador de posición de Andrea Rojas, cuarta generación de esta tradición quiteña, recuerda claramente cómo en ese parque mezcló los juegos de sus hijos, el tumulto de las fiestas de diciembre con sus primeras aventuras como vendedor. Y es que le encantaba vender sus empanadas, desde niña comprendió que el sabor de las empanadas de su madre alegra la vida de los quiteños.
Guayaquil y Espejo
Quizás por eso Andrea empezó a recopilar historias y anécdotas que su madre y sus tías contaban con alegría cuando se conocieron, con nostalgia cuando una de ellas tuvo que viajar para buscar fortuna en otras tierras. Quizás por eso Andrea insistió en profundizar, encontrando fotografías antiguas y recortes de periódicos que confirmaban la tradición de su familia.
Andrea ha estado buscando durante años un lugar donde la tradición de su familia recuperara fuerza, caminando por las calles de Pueblo ViejoHabló con la virgen del bocadillo, le preguntó si recordaba a su bisabuela, le preguntó si el aroma de sus empanadas le era familiar.
Hoy, todas las mañanas, cuando Andrea e Irene atraviesan el centro histórico para llegar a su lugar, saludan a la Virgen, como saludan a una vieja vecina, una vieja amiga que es cómplice de sus historias.
Así como 80 años no son pocos, ni cuatro generaciones son poco esfuerzo, el amor de Irene y Andrea por las tradiciones quiteñas es inmenso, en las paredes de su negocio se puede ver la calidez de estas mujeres que, sintiéndose dueñas de su destino, ha creado un lugar mágico donde locales y extranjeros del rostro de Dios, pueden por unos momentos, sentir las auténticas chullitas de Quito.
Si quieres conocer otros artículos parecidos a Tradiciones quiteñas puedes visitar la categoría Pueblos Costeros.
Deja una respuesta
Entradas Relacionadas